El desarrollo del torniquete ha ido ligado a la cirugía desde la antigüedad.
Empleado inicialmente para controlar el sangrado en las amputaciones, su diseño ha ido evolucionando y perfeccionándose a lo largo de los siglos. Actualmente su uso hospitalario es rutinario en las cirugías de extremidades, para facilitar un campo quirúrgico libre de sangre. En conflictos bélicos y catástrofes naturales, sigue utilizándose como un dispositivo que evita hemorragias y salva vidas.